07 de diciembre de 2013
Temática: Cálculos de Secciones e IntensidadesEn 2002 se publicó el vigente REBT en el que se remite a la ITC-BT 07 (Redes subterráneas para distribución en baja tensión) para la ejecución de las instalaciones enterradas en general, por entonces la norma de intensidades admisibles UNE 20460-5-523 (1994) no contenía intensidades admisibles para las instalaciones enterradas. Quedaba claro que las instalaciones enterradas se resolvían con las tablas de la ITC-BT 07 y el resto de instalaciones (al aire) con la UNE 20460-5-523.
En 2004 se publicó una nueva versión de la UNE 20460-5-523 cuya novedad más importante era la inclusión del sistema de instalación D (enterradas), por lo que ya había tablas para intensidades admisibles de los tendidos soterrados. De lo que se desprende que ahora las intensidades admisibles para cables subterráneos para redes de distribución debían consultarse en la ITC-BT 07 al ser este su ámbito de aplicación, y en la nueva versión de la citada UNE para el resto de instalaciones (al aire o subterráneas que no sean redes de distribución).
Sería ahora el momento de definir lo que es una red de distribución, un concepto relativamente difuso pero que invitamos al lector a consultar en las definiciones 121 y 122 de la ITC-BT 01 del REBT. Por lo que todo lo que no se acoja a tales descripciones debería ser calculado por el sistema D de la UNE 20460-5-523.
Este sistema de instalación, D, considera una resistividad térmica estándar del terreno de 2,5 K∙m/W muy superior a la de la ITC-BT 07 (1 K∙m/W) por lo que las intensidades admisibles son muy inferiores en el primer caso (del orden de ¡un 40 % menores!)* al considerarse que el terreno ofrece mucha más oposición a la conducción del calor generado por el calentamiento de los cables.
* 40 % Para tendidos directamente enterrados y un 25 % para los enterrados bajo tubo al no exigirse aplicar el factor 0,8 en el sistema D.
Por tanto, cuando se utiliza el programa PrysmiTool, si la instalación enterrada es calculada según la ITC-BT 07, se considera una resistividad térmica prefijada estándar de 1 K∙m/W (que puede ser cambiada por el usuario) y se procede según lo recogido en la ITC-BT 07. Si se calcula según cualquier otra ITC-BT al no tratarse de red de distribución, el programa sigue los criterios del sistema D de la norma UNE 20460-5-523 y la resistividad prefijada será de 2,5 K∙m/W salvo que sea cambiada por el usuario.
En las siguientes hojas de resultado se puede ver la gran diferencia al calcular según la ITC-BT 07 o cualquier otra (ITC-BT 20 en nuestro caso) una instalación directamente enterrada de una línea trifásica de 400 V, para una potencia de 50 kW con cosφ = 0,9, cable Retenax Flex multipolar. Y ambos cálculos son correctos dado que legalmente la discrepancia de la solución es debida a la finalidad del tendido.
En definitiva, el programa PrysmiTool no comete error alguno resultando secciones elevadas para instalaciones enterradas cuando no son redes de distribución, sino que sigue los criterios normativos que, para el caso que nos ocupa son bastante dispares. Pero debemos entender que en ausencia de cálculos más exactos lo adecuado es elegir como estándares valores desfavorables (criterio que han seguido en la norma para el sistema D), para eliminar la posibilidad de emplear secciones insuficientes. Y en general estas secciones más elevadas van además a ser amortizadas por la reducción de pérdidas energéticas al tratarse conductores mayores y por tanto con menor resistencia eléctrica.
Añadir que queda en manos del proyectista/instalador la justificación de la tipología de terreno para aplicar coeficientes de corrección que afecten a las intensidades admisibles ajustándolas al terreno que verdaderamente circunda la canalización y no a un estándar que puede estar alejado de la realidad. En la tabla 7 de la ITC-BT 07 y la tabla 52-D3 de la UNE 20460-5-523 (2004) se encuentran los coeficientes.
En algunos países, la resistividad térmica del terreno es una variable a considerar en algunas instalaciones y su valoración es objeto de cálculos que tienen en cuenta tanto la tipología del terreno como el resecado que en él va a provocar la emisión de calor por parte de los cables energizados, elevando los valores inicialmente medidos para la resistividad térmica.